NOSTALGIA PELICULERA

jueves, 28 de agosto de 2008


Ayer estuve revisando las típicas películas que siempre digo que volveré a ver y hacía tiempo que no me ponía. Realmente fué un día nostálgico porque llevo toda la semana escuchando un disco de remezclas que me bajé de Tiffany, una artista de los 80 que me encantaba cuando era pequeño y ahora sigue haciéndolo (sí, tengo mis puntos frikis).


El caso es que estuve de nuevo en compañía de "Amélie". Es una de esas películas, que me teletransportan a algún lugar lejano, de esas en que desearías que todo lo que vive te pasara, que está llena de fantasía y sin embargo te lo tragas todo y piensas -¿podría pasar no?-...


Me quedaría con un montón de pasajes, de planos, de miradas... pero sobretodo me quedo con la parte en que el tendero se ríe de su ayudante porque es algo lento y lo llama vegetal. A estas que Amélie le dice: -sin embargo usted nunca podría llegar a ser un vegetal, porque hasta las alcachofas tienen corazón...- que gran frase para empezar un día.

EL PODER CURATIVO DE LAS PALABRAS

miércoles, 27 de agosto de 2008


Me siento feliz de compartir la vida con personas geniales. Gente con la que puedes compartir cualquier cosa y que cuando realmente los necesitas están ahí.
Hace unos días que estaba intranquilo, revuelto, todo lo que me rondaba por la mente parecía no tener fin y de pronto, la persona que menos te esperas te da una lección.
Te pasas el tiempo analizando, viendo señales, exponiendo evidencias de la vida, clarificando el camino a muchos y cuando realmente debes aplicártelo, no sabes como hacerlo.
A veces, unas bonitas palabras a tiempo pueden hacer mucho. A todo el mundo le cuesta confiar hoy en día, dejarse llevar por lo que siente en el momento, abrazar el destino tal y como viene y si tuviéramos alguien a nuestro lado que pudiera guiarnos constantemente, seguro que sería mucho más fácil, pero desgraciadamente no es así. Estamos solos. Solos para absolutamente todo, pero al igual que el refrán dice que Dios aprieta pero no ahoga, la vida es exactamente igual, a veces aprieta, pero siempre surge alguien que tiene justo la palabra que necesitamos.

Una palabra acertada, puede ser mucho más curativa que cualquier medicamento. No olvidemos prevenir también en nuestro sentimientos.

Foto: Con Pau haciendo yoga.