ÁNGELES EN MADRID

Cuando echo la vista atrás, y recuerdo todas las habitaciones de hotel, todos los montajes de tarima, todas las pizzas a medias sentados en la entrada de casa de mis padres, los cafés y los cortados con hielo en el hotel urpí, las campanas a solfeo en la escuela para ir al Paul, las imitaciones de todos los diálogos de películas que vivimos, el asalto a mano armada a la empresa de telas, los millones de veces que aparto el humo de tu tabaco, los incomestibles rolls del japo de cinta, las risas por el olor a chorizo en el vuelo Londres-Edimburgo, la mujer contrahecha en aquel antro de Berlín, las charlas hasta las tantas arreglando nuestra vida y la de nuestras familias, tu recibimiento en los premios como Andrea Caracortada, las veces que dijiste "War" a lo Close, los dancings con Everything but the girl, las visitas al Tívoli, el Mikado en Tram y tantas tantas cosas hasta llegar al adiós en la estación de buses hace algunos años, me doy cuenta que ni una sola vez estuvimos uno en contra del otro, porque aunque a veces no estuviéramos de acuerdo en algo, cedíamos porque sabíamos respetarnos, y buscar la manera de entendernos, porque ya vivimos muchas y todo lo demás es circunstancial... Así que ya sabes el resto... lo aprendimos a decir no hace mucho por teléfono. Lo logramos, y tuvo que ser cuando nos separamos. Porque de Madrid a Barcelona y de Barcelona a Madrid estamos en un golpe de ala. A los ángeles, nunca les importó volar.

Foto: Parte de mi familia.